lunes, 23 de septiembre de 2013

Los lunes al sol

El pasado día 2 despidieron a mi marido. Después de 12 años trabajando para la misma empresa, le dieron puerta. Así es la vida, y hay que tomarla como viene.

Ahora somos una familia de parados. Javi es el que más gana de esta situación. Por la mañana lo lleva a la guarde su papi (porque su mami no es persona como para vestirse y salir a la calle, y llevarlo en pijama no me parece buen plan). Y cuando vamos a recogerlo, ya vamos los dos. Así que felicidad absoluta para el peque. 

Los primeros días fueron raros y tensos. Pero una vez que han pasado, puedo decir que a Dani le está sentando bien eso de estar en el paro. Se le nota más relajado, y le estoy oyendo reírse como hacía tiempo que no se reía. Y sólo por eso, ya merece la pena.

Ahora hay que re-inventarse. Volver a acostumbrarse a vivir en otra nueva situación (que esperemos que no dure mucho).

Lo que me jode de todo esto es que no me parece nada justo que tengamos que pagar justos por pecadores en esta puta crisis. Estoy cansada de oír que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que por algún sitio tenía que estallar la burbuja. ¿Yo he vivido por encima de mis posibilidades? ¿cuándo? que me lo expliquen, porque no lo entiendo. Pero me quedaré con mi pataleta porque nadie va a venir a solucionármela, ¿verdad?

Lo que saco en claro es que ahora tengo mucho más tiempo para compartir con mi familia. Y que toda esta situación te hace replantearte tu forma de vida de mil maneras diferentes.