jueves, 4 de julio de 2013

La lucha de cada mañana

Todas las mañanas tenemos disgusto en casa a la hora de poner los zapatos de Javier. Llantos con lagrimones, pataletas, gritos... Y todo porque sólo quiere ponerse unas deportivas puma que no se qué haremos cuando se le queden pequeñas...

Mientras no ha hecho mucho calor sí que se las ponía, pero ahora, con treintaypico grados que hay, mejor irá la criaturica con unas sandalias del decatlón, monísimas ellas. Mas fresquito, no? Pues parece ser que no.

"Noooooo!!! zapato nooooooooo!!!!! mama nooooooooo!" y así todos los días. Una vez que consigo ponérselas, no sin antes pasar un ratico de lucha, sigue lloriqueando. Hasta que lo distraes con otra cosa, se le olvida y ya va tan feliz.

Qué botones tiene el zagal, coño.