sábado, 19 de agosto de 2017

Encerrada

A veces me siento encerrada en mi rutina. Supongo que es algo común, que le pasa a todo el mundo... pero a cada uno le duele lo suyo. Llevo dos meses más encerrada que de costumbre: Casa-trabajo-hospital-casa y vuelta a empezar. Y así pasan los días y las horas. Horas que pasan lentas. Días que se escapan entre los dedos. Otro sinsentido más

Me fui de vacaciones; 15 días de desconexión en el Pirineo... pero no terminas de desconectar, porque la cabeza sigue en Zaragoza

Todo tiene su parte buena. Después de dos años, es la primera vuelta de vacaciones sin depresión. Y no de esta postvacacional que tan de moda está últimamente. No. Depresión de querer desaparecer y tener que medicarse para sobrellevar la vida. Este año la vuelta ha sido más llevadera. Supongo que me necesitan entera en casa. O que he asumido que hay cosas que son difíciles de cambiar; o que no estoy haciendo nada por cambiarlas y no tiene sentido quejarse, lloriquear por los rincones y hacerme la mártir. Necesito un cambio pero me faltan cojones. Si voy a dejar que las cosas sigan igual tengo que dejar de quejarme. punto. 

Se acerca septiembre.