Cuando veo que deja la tablet de lado y buscar un libro... Cuando está tan atento leyendo, metiéndose en la historia... Cuando le oigo de fondo, haciendo las pausas, entonando, atascándose y releyendo hasta que le sale... Se me cae la baba.
Y me acuerdo de cuando era pequeña, y leía los libros que cogía del baúl de la terraza escondida entre las camas porque pensaba que si estaban en el baúl era porque yo no podía leerlos.
Y me siento orgullosa de haber podido, o sabido o saben los dioses qué, trasmitirle mi amor por los libros y mi pasión por la lectura.