sábado, 26 de abril de 2014

A mi madre le gusta leer!

Siempre se ha dicho que nunca es tarde si la dicha es buena.

Se suele decir que la gente que lee (leemos) mucho es porque lo hemos aprendido en casa. Esto no es del todo cierto en mi caso. En mi casa nunca he visto leer a nadie. Había libros, pero estaban en un armario de una terraza que mi madre usaba para tender. Estaban ahí guardados, aunque yo creía que estaban escondidos. Yo ya entonces leía hasta las etiquetas de los champús, así que me salía a la terraza con la excusa de jugar a algo, y me escondía a leer: casi todo eran novelas poliacas, llenas de asesinatos e investigaciones. Yo era cría, así que no las entendía, pero me encantaba leerlos. Por supuesto que esos libros eran de alguien de mi familia, pero os aseguro que nunca he visto leer a nadie en casa.

Siempre he sido una incomprendida. Ya os he dicho que leía todo. Soy la única persona que conozco que se ha leído las instrucciones de una calculadora científica (y lo bien que me vino para los exámenes de estadística, que como las profesora se creía que nadie sabía usarla bien, nos dejaba tenerla en el examen). 

Leía todo, y compulsivamente. Cojo un libro, y como me guste no puedo dejarlo. De más joven, sacrificaba horas de sueño por terminarlo. Ahora me controlo más, porque tengo una familia a la que no puedo desatender... Pero a veces me cuesta! 

Hace unos días me dijo que madre que le prestara algún libro, que le apetecía leer ahora que tenía tiempo. Le dejé dos: Memorias de una Gheisa, y El penúltimo sueño. Este se lo dejé porque me lo regaló una amiga que es mas o menos de su edad. Si a mi amiga le gustó, pensé que a mi madre le gustaría. A mí había partes que me parecían pastelosas y me aburrían mucho. Pero quitando esas partes, el libro estaba bien.

Un día me llamó mi madre y me dijo que Memorias de una Gheisa le tenía enganchadísima. Me alegré mucho.

Ayer estuvimos hablando de libros. Me dijo que El penúltimo sueño le gustaba, pero que había partes que le parecían un tostón. Y resultaron ser las mismas partes que no me gustaban a mi!!!! Me contaba mi madre que cuanto más lee, más ganas tiene de leer. Me pidió un libro de bolsillo porque se va de viaje con el IMSERSO, y el que se está leyendo ahora es muy grande. 

Me dijo que ahora me entendía. Esa sensación de vivir mil vidas. Imaginarte personajes, situaciones, paisajes, momentos... todo.

Para el día de la madre le he comprado un libro. Y estoy pensando para su cumpleaños comprarle un ebook facilito. Porque casi todos los libros que quiero prestarle los tengo en formato electrónico. Dany me dice que espere un poco a ver, no vaya a ser una cosa pasajera esta de la lectura, y se canse. Pero yo se que no, que el amor por la lectura no es pasajero. 

Así que esperaré un poco, y le terminaré comprando el kindle :P

Me alegra compartir con mi madre este amor por los libros.

lunes, 21 de abril de 2014

Torrijas

Nunca me han gustado las torrijas. Esa textura de pan mojado me daba así como repelús, pero sin el como. En cambio a mi padre le encantan. Es capaz de comerse una barra de pan en torrijas el solo, bien empapadas en leche, bien aceitosas y bien de azúcar. Sin rechistar, ni ponerse malo ni nada. A mí sólo de pensarlo se me revuelven las tripas.

Pero este año Dany estaba con antojo de torrijas. Así que busqué los ingredientes, la receta, y las hice. Y como tenían esa pinta tan estupenda, las probé. Qué ricas! eso sí, para comerme una y vale. Me empalagan un poco.

Estas son mis torrijas...


.... y esta la receta.

TORRIJAS 

Pan de molde especial para torrijas. Lo compré en el Hipercor. Es mas gordito que el normal, y más pequeñito. En el mercadona han tenido también pan especial para torrijas, pero era aromatizado con canela y limón o naranja. El del Hipercor era normal. Se puede hacer con cualquier pan que tenga miga compacta, cortando las rebanadas de más de 1 cm de grosor.

1 l leche
1 ramita canela
ralladura de limón, o de naranja, o las dos (al gusto)
100 gr de azúcar
2 o 3 huevos batidos
Aceite de oliva para freír
 Azúcar y canela en polvo para rebozar las torrijas después de fritas (2 cucharadas de canela por 100 g de azúcar)

Poner en un cazo la leche, la ramita de canela, la ralladura de limón y el azúcar. Llevar a hervir y retirar del fuego. Dejar enfriar. Si mojamos el pan con la leche caliente, se empapa demasiado y es difícil manejarlo

Después, pasamos la tostada por el huevo batido y la freímos en aceite de oliva. Freírla a fuego no muy fuerte para que no se nos queme.

Una vez frita, la dejamos en un papel de cocina para quitar el exceso de aceite, y la rebozamos por el azúcar con canela. Y ya están listas para comer!!!


La jungla del parque

Yo entiendo que no soy una madre al uso. Por lo menos no me comporto como el resto de madres que suelo ver por el parque. A lo mejor es que si no juego con Javi y sus amigos a Javi le cuesta mas soltarse. O a lo mejor es algún tipo de síndrome de Peter Pan. 

Entiendo que no se puede estar constantemente pendiente de los niños. Y entiendo que los padres necesitemos airearnos, y mientras los peques juegan nosotros los adultos socialicemos con otros adultos. Pero lo que no puedo entender es que pasen de un niño que claramente reclama atención o necesita a sus papás por algo.

El otro día estaba con Javi jugando en la plaza. Estábamos con un amiguito de su guardería. La mama del amiguito estaba hablando con otras mamas. Le avisé de que me llevaba a su hijo un poco mas lejos y ahí estábamos los tres jugando con la pelota. De repente me di cuenta que había un niño sentado en el suelo llorando. Había un señor cerca hablando con el móvil, así que pensé que seria su padre y dejé de prestarle atención.

Un rato después vi que el niño seguía llorando, y que el que parecía ser el padre no debía serlo, porque estaba en a otra punta. Ahora el niño decía "mamita mamita" con mucha pena. Y me partió el alma. No había nadie que pareciera familia suya, nadie se acercaba a consolarlo. No había nadie cerca que pareciera pendiente de el. Así que me acerqué.

Le pregunté qué le pasaba, y me rechazó (normal. Soy una desconocida). Le dije que si quería venir a jugar a la pelota con nosotros, y miró de reojo pero sin dejar de llorar. Se me ocurrió proponer emocioadisima que por qué no buscábamos hormigas (a Javi le parece muy emocionante encontrar hormigas). Y con eso conseguí que dejara de llorar y se distrajera. Entonces se levantó un tío de un banco y se acercó un poco... Era el padre. No llegó hasta nosotros solo hizo un amago en plan "yo soy el padre, que haces con mi hijo?". Como vio que me levantaba y me iba (el niño ya no estaba desconsolado) sonrío y volvió a sentarse  la madre estaba a dos pasos y seguía sin enterarse de nada.

No seré yo quien critique la manera de educar de cada padre. Cada uno hace lo que puede y lo mejor que sabe. Nadie tiene la formula perfecta. Pero lo de no consolar a alguien que lo necesita, sea niño o mayor, me sigue partiendo el alma.

miércoles, 16 de abril de 2014

Mi pequeño Picasso

Ayer cuando llegué a casa me esperaban con este regalo de mi pequeño artista ^_^



Me he quedado sin palabras. Y eso hay quien dirá que es bastante dificil :P

lunes, 14 de abril de 2014

Talleres para niños

Para el mes que viene tengo que preparar un taller para hacer en la guardería de Javier. Es un tema al que le estoy dando muchas vueltas. Demasiadas, diría yo.

Lo primero que pensé fue hacer algo relacionado con la danza oriental. Pero lo descarté. Como no iba muy sobrada de ideas pregunté en un grupo de facebook en el que estoy, donde la gente es muy apañada. Me dieron muchas ideas, y de todas me quedé con collares de macarrones. Fácil y divertido. Solucionado, no? Pues no. 

El otro día pusieron fotos del primer taller que hicieron, de la clase de Caracoles (Javier es Tortuga). Fue la mamá de uno de los chicos, que es enfermera. Les llevó vendas, tiritas y cosas así. Se lo pasaron en grande, y puso el nivel muy alto. Empecé a pensar que mis macarrones eran una porquería. Y claro, ir y hablar de mi trabajo es un aburrimiento: Soy administrativa (y desempleada). Qué hago? enseñarles cómo hago facturas? ¬_¬

Así que retome la idea del baile: un baile con velo, un cuento oriental, y enseñarles a bailar. Muy vistoso todo y muy bonito. Pero realmente les va a gustar a los niños?? 

Un día cuando fui a por Javier vi salir a un par de niños supercontentos con maracas caseras. Estaban hechas con dos botes de actimel, legumbre y unos globos (creo, que tampoco las vi muy bien). Había sido el segundo taller de caracoles. Era algo menos "vistoso", más de andar por casa, como mis collares de macarrones. Y los niños disfrutaron lo mismo o más!

Así que seguí dándole vueltas. Qué hago? bailo? los collares y así se llevan algo de recuerdo? Qué sinvivir!!!


Una noche Javi no quería cenar. Así que hice un despliegue de canciones, cuentos, historias, juegos de manos, trabalenguas, cantajuegos... Nos tiramos unos 20 minutos hasta que se comió todo. Y tengo que decir que hubiera tenido recursos para otros 20 minutos más, por lo menos. Cuando estaba terminando, Dany me dijo "¿de verdad me dices que te preocupas por qué hacer en el taller de la guardería? Con lo mismo que has estado haciendo ahora se lo pasarían en grande".

Y tiene razón. No se por qué le doy tantas vueltas. Con cualquier cosa se lo van a pasar en grande. Tengo recursos de sobra... no hay que pensar en grandes cosas muy espectaculares. Hay que pensar en que se diviertan. Y la otra tarde nos divertimos mucho Javier, Candela, Adriana y yo buscando hormigas, mientras Dany estaba con los papis de Adriana y Candela. No hizo falta más.

Así que me llevaré unos cuentos, unos dibujos para pintar, y muchas canciones, juegos, trabalenguas y demás en la cabeza. Lo pasaremos en grande! Y si no, nos salimos al recreo a buscar hormigas XD